Limpieza inicial:
Se retiran impurezas, restos de maquillaje y suciedad con productos limpiadores adecuados al tipo de piel.
Exfoliación:
Se aplica un exfoliante suave para eliminar células muertas y dejar la piel más receptiva a los siguientes pasos.
Vaporización (ozonoterapia opcional):
Se utiliza vapor tibio para abrir los poros, facilitar la extracción y mejorar la circulación.
Extracción de comedones:
De forma manual o con herramientas específicas, se retiran puntos negros, blancos y otras impurezas acumuladas.
Tonificación:
Se aplica un tónico para calmar la piel, cerrar los poros y equilibrar el pH.
Mascarilla facial:
Se elige según las necesidades de la piel (hidratante, purificante, calmante, etc.) y se deja actuar unos minutos.
Sérum o tratamiento específico:
Se aplican activos concentrados para tratar problemas como acné, manchas, sequedad, entre otros.
Hidratación y protección solar:
Se finaliza con una crema hidratante y protector solar para cuidar la piel y mantenerla protegida.